viernes, 3 de octubre de 2014

COSAS DE “NIÑOS”.

Esther Martínez Yepes.

La forma en la que esta organizada la exposición de “Playgrounds” es muy dinámica. Por la disposición de las obras, nos relatan el transcurso de la historia del arte en relación con el tema que proponen: los juegos, la plaza, el carnaval, los niños en los parques... pero lo más llamativo es la reiteración de la idea del juego en los niños, el juego infantil, convirtiendo esto en un arte. Es una exposición dinámica donde se mezclan todo tipo de formas artísticas como la fotografía y el video (nos muestran los espacios de juego de los niños donde se están divirtiendo), esculturas, pinturas, dibujos... incluso salas donde el artista juega con la luz como por ejemplo lo que ya realizó Carlos Cruz Diez con sus “Cromosaturaciones” en 1969.

A finales del siglo XIX los artistas cuestionan los limites del arte y en ese planteamiento algunos optan por buscar en los orígenes, es decir, en los niños. Se introducen en el mundo de la infancia, aproximándose al arte a través de la vista de un niño, realizando obras sin detalles, con formas simples y simulando falta de técnica. A este estilo se le denominó como “naif” siendo Henri Rousseau uno de los mayores representantes y mostrando la capacidad de transportarnos a la infancia. También se entiende como retroceso, como vuelta a lo anterior, a ese momento donde el mundo no estaba contaminado por la modernidad. Artistas como Paul Klee y Miró introducen el elemento de juego dentro del propio concepto artístico, tratado como algo imprevisible, algo en lo que se aprende experimentando. Ven el carnaval como la idea de este juego donde nada ni nadie es lo que parece y nadie muestra su cara verdadera. Esta idea aparece en la exposición a través de obras como los gravados de Goya que incluyen esta temática, o más obras de diferentes autores en forma de pinturas o dibujos.

En las siguientes salas nos encontramos con obras donde los artistas van más allá y juegan a ponerse en un doble papel: son artistas y creadores de juguetes. Los vanguardistas ya pensaban que los juguetes eran demasiado realistas, así que intentaron llegar a los niños con dibujos y juguetes esquemáticos, como hizo Joaquín Torres García artista del siglo XIX que realizó una serie de juguetes de madera esquemáticos y simples para dar pie a la imaginación. En la exposición nos encontramos con una obra de estas características, con la que el visitante podía combinar diferentes formas de madera y originar lo que ellos quieran, promoviendo la creación a los espectadores, involucrándoles en sus obras para que no sean meros observadores y recurran a su imaginación. La obra no es nada a no ser que alguien juegue con ella, actúe en ella, tiene que haber una dimensión de acción por parte de alguien para que funcione. En esa sala nos quieran mostrar la idea de lo que ya escribió Pablo Neruda: “El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta”. (¡Atención con no perder a ese niño!).

Los comisarios de la exposición de “Playgounds” hacen una llamada a todo el mundo sobre lo que ya dijo Jean Jacques Rousseau: "La infancia tiene sus propias maneras de ver, pensar y sentir; nada hay más insensato que pretender sustituirlas por las nuestras". Critican el hecho de que es precisamente lo que estamos haciendo, pero además dan una solución: hay que "reinventar la plaza" y enterrar la idea de que los juegos son solo cosas de niños.

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