MADRID HUELE MAL
Sofía Mañero
Cerutti
“Alrededor del sueño” es uno de los muchos proyectos que han
ocupado al reconocido fotógrafo Ángel Marcos desde el inicio de este siglo, que
consiste en analizar mediante un recorrido fotográfico la situación actual de
cuatro grandes ciudades: Shanghái, La Habana, Nueva York y Madrid. Actualmente,
en la galería del Canal de Isabel II se puede visitar la cuarta y última parte
de este gran trabajo, la que concierne casi exclusivamente a la ciudad de
Madrid.
De por sí me resultó realmente interesante el lugar donde se
decidió montar las exposición. Es en efecto curioso que unas fotos que juntas
intentan caracterizar una ciudad formen, gracias a su posición, una ciudad
misma. Lo que el espectador ve al entrar en la sala principal es una
construcción central realmente alta, que impresiona gracias a su movimiento
vertical y que ayuda a la comprensión misma de las imágenes. En resumen, el interés
de la exposición no reside únicamente en el significado de las fotos sino que también
se encuentra en el ambiente que el artista ha conseguido crear con ellas,
gracias a las estructuras hechas con fotografías y a la extraña luz que las
ilumina, convirtiéndolas en el único centro de atención posible.
Las fotografías expuestas son por lo tanto el núcleo de la
obra de Ángel Marcos, aunque también podemos encontrar vídeos y textos que
corroboran el mensaje de estas mismas. Se trata de un conjunto de fotografías
que denuncian la falsa imagen que normalmente se tiene de estas cuatro
ciudades. En efecto, mientras todas ellas esconden difíciles problemas
sociales, de estas se publicitan solo las partes que interesan, aquellas que
son vendibles, como por ejemplo el conjunto de edificios más modernos, los lugares
turísticos o la única avenida donde se han plantado flores.
Impactantes son las fotos de Shanghái y de La Habana, donde
el contraste entre el acelerado crecimiento económico de estas las ciudades y
la pobreza existente a tan solo pocos metros es realmente inquietante. Sin duda
estas fotografías hacen reflexionar, porque para el resto del mundo Shanghái
seguirá siendo una ciudad modelo, un sueño donde abundan los rascacielos y las
tiendas de lujo, aunque solo unos pocos puedan pisarlas. Un sueño que nada
tiene que ver con la realidad, quizás porque no sabemos bien como deseamos que
sean estas ciudades.
Bueno, creo que esperamos encontrarnos un copia barata de
Estados Unidos, como nos explica aquella foto hecha en Cuba, donde se puede ver
a un grupo de personas mirando, o quizás deseando, un cartel donde sólo pone
“América”. América, el lugar donde se cumplen todos los sueños. Es esta una
frase que hemos oído hasta la saciedad, que nos han incrustado en la cabeza, en
el fondo no somos capaces de librarnos de ella. Nueva York ya no es el
escenario de nuestros sueños sino nuestros sueños mismos. Nueva York ha dejado
de ser ciudad para convertirse en pancarta.
¿Y qué pasa con Madrid? Una ciudad que ha gastado su dinero
en construir cuatro rascacielos cutres, que parecen gritar: deseamos ser como los de Dubái, pero
en realidad no les llegamos ni a las suelas de los zapatos. Y mientras intentamos
imitar tristemente lo que otras ciudades ya tienen, nos olvidamos de lo que nos
caracteriza, y lo abandonamos. Madrid se echa a perder, pero eso ya no importa,
porque la verdadera Madrid es la que podemos ver en los libros de viajes, donde
todas las ciudades son maravillosas.
¡Cómo vamos a
tomarnos un café con leche en la plaza Mayor cuando la plaza Mayor apesta! Sin
duda ese detalle se le olvidó a nuestra alcaldesa, cuando se empeñaba en
convencernos de que “Madrid is
beautiful”.
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