jueves, 2 de octubre de 2014


GAME OVER

SARA MONTERO GONZÁLEZ

El museo Reina Sofía de Madrid, abrió sus puertas a una nueva exposición temporal, llamada “Playgrounds”, desde el 30 de abril hasta el 22 de septiembre. La exposición está formada por cuadros, grabados, fotografías, planos, revistas… pertenecientes a algunos artistas notables, como Francisco de Goya y Lucientes o Ricardo Baroja. El nombre de la exposición está basado en el término anglosajón “playground” (zona de juego), que es un espacio público al aire libre, especialmente acondicionado para la realización de actividades recreativas y lúdicas, especialmente orientadas a los niños.

La calle, junto con las zonas de juego situadas fuera de los hogares, siempre han sido los lugares donde los más pequeños han crecido, se han divertido e interaccionado entre ellos, consiguiendo más facilidad para las relaciones sociales. Antiguamente los niños disfrutaban jugando en la calle, puesto que no disponían de todos los recursos de distracción que tienen hoy en día. Nuestros mayores se encargan de recordarnos que cuando eran jóvenes la mayor parte del tiempo la pasaban en la calle, disfrutando de la relación con las demás personas. Durante los conflictos bélicos, donde el entorno se muestra hostil, sobre todo para los niños, éstos se refugian en sus juegos para evadirse de la realidad que les rodea y que para ellos resulta incomprensible y cruel. Por desgracia esta situación se ha dado, se da y se seguirá dando en el futuro.

En el juego de los niños no existen las reglas. Este modo de actuar, sin reglas, no solo ha influido individualmente en el carácter de las personas, sino en la cultura europea dando paso al nacimiento de un movimiento vanguardista, el Dadaísmo, impulsado por el rumano Tristan Tzara. Este movimiento artístico consiste en ir contra los prototipos ya estipulados, con una oposición clara a la razón. Esa idea de ir contra corriente y actuar con libertad creativa se refleja en los patios de recreo, donde los niños dejan volar su imaginación. El carnaval es un claro ejemplo de este comportamiento del movimiento dadaísta. En la exposición se nos plantea el tema de lo irracional y la locura mediante imágenes carnavalescas, donde los individuos dan rienda suelta a su libertad, escudados tras un disfraz que les protege de las miradas de la sociedad.

En la actualidad ya no se mantiene la dinámica de juegos, tal y como se realizaban  antaño. Ahora la sociedad está inmersa en un mundo totalmente tecnológico  y se han perdido las antiguas tradiciones de salir a jugar al exterior con los amigos, bien a las canicas, o bien al futbol entre colegas, o saltar a la comba. Los niños de hoy en día pasan más tiempo delante de la caja tonta y de todo tipo de aparatos electrónicos, que les roban horas y horas de confraternización con otros niños, lo que conllevará una falta de sociabilidad en un futuro. En la exposición se puede interpretar la pérdida de la infancia y la inocencia de una nueva generación de niños, con una obra, consistente en la estructura de un columpio, en la que de fondo se escuchan relatos sexuales, comparando el balanceo del columpio con el sexo.

El progreso y el avance tecnológico han propiciado aspectos tanto positivos como negativos en la sociedad. Por un lado, ha contribuido al avance y mejora de nuestra calidad de vida, pero este progreso al mismo tiempo ha hecho que nuestra vida se haga más dependiente de esta tecnología de lo que sería conveniente. Como resultado, esto nos ha hecho perder esas pequeñas cosas importantes que hay en la vida y que se deberían disfrutar como se hacía en los antiguos “playgrounds”.

 

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