GAME OVER
SARA MONTERO GONZÁLEZ
El museo Reina Sofía de Madrid, abrió sus puertas a una nueva
exposición temporal, llamada “Playgrounds”, desde el 30 de abril hasta el 22 de
septiembre. La exposición está formada por cuadros, grabados, fotografías,
planos, revistas… pertenecientes a algunos artistas notables, como Francisco de
Goya y Lucientes o Ricardo Baroja. El nombre de la exposición está basado en el
término anglosajón “playground” (zona
de juego), que es un espacio público al aire libre, especialmente
acondicionado para la realización de actividades recreativas y lúdicas, especialmente
orientadas a los niños.
La calle, junto con las zonas de juego situadas fuera de los
hogares, siempre han sido los lugares donde los más pequeños han crecido, se
han divertido e interaccionado entre ellos, consiguiendo más facilidad para las
relaciones sociales. Antiguamente los niños disfrutaban jugando en la calle,
puesto que no disponían de todos los recursos de distracción que tienen hoy en
día. Nuestros mayores se encargan de recordarnos que cuando eran jóvenes la
mayor parte del tiempo la pasaban en la calle, disfrutando de la relación con
las demás personas. Durante los conflictos bélicos, donde el entorno se muestra
hostil, sobre todo para los niños, éstos se refugian en sus juegos para
evadirse de la realidad que les rodea y que para ellos resulta incomprensible y
cruel. Por desgracia esta situación se ha dado, se da y se seguirá dando en el
futuro.
En el juego de los niños no existen las reglas. Este modo de
actuar, sin reglas, no solo ha influido individualmente en el carácter de las
personas, sino en la cultura europea dando paso al nacimiento de un movimiento
vanguardista, el Dadaísmo, impulsado por el rumano Tristan Tzara. Este
movimiento artístico consiste en ir contra los prototipos ya estipulados, con una
oposición clara a la razón. Esa idea de ir contra corriente y actuar con
libertad creativa se refleja en los patios de recreo, donde los niños dejan volar
su imaginación. El carnaval es un claro ejemplo de este comportamiento del
movimiento dadaísta. En la exposición se nos plantea el tema de lo irracional y
la locura mediante imágenes carnavalescas, donde los individuos dan rienda
suelta a su libertad, escudados tras un disfraz que les protege de las miradas
de la sociedad.
En la actualidad ya no se mantiene la dinámica de juegos, tal
y como se realizaban antaño. Ahora la
sociedad está inmersa en un mundo totalmente tecnológico y se han perdido las antiguas tradiciones de salir
a jugar al exterior con los amigos, bien a las canicas, o bien al futbol entre colegas,
o saltar a la comba. Los niños de hoy en día pasan más tiempo delante de la
caja tonta y de todo tipo de aparatos electrónicos, que les roban horas y horas
de confraternización con otros niños, lo que conllevará una falta de sociabilidad
en un futuro. En la exposición se puede interpretar la pérdida de la infancia y
la inocencia de una nueva generación de niños, con una obra, consistente en la
estructura de un columpio, en la que de fondo se escuchan relatos sexuales,
comparando el balanceo del columpio con el sexo.
El progreso y el avance tecnológico han propiciado aspectos
tanto positivos como negativos en la sociedad. Por un lado, ha contribuido al
avance y mejora de nuestra calidad de vida, pero este progreso al mismo tiempo
ha hecho que nuestra vida se haga más dependiente de esta tecnología de lo que
sería conveniente. Como resultado, esto nos ha hecho perder esas pequeñas cosas
importantes que hay en la vida y que se deberían disfrutar como se hacía en los
antiguos “playgrounds”.
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