jueves, 2 de octubre de 2014

De niños e indignados
Playgrounds
Andrea Florido Cabrillana (1º Historia del Arte)

La Comuna de París nos recibe en la exposición Playgrounds, en el museo Reina Sofía. Y si bien, a simple vista, una revolución obrera no parece tener mucho que ver con los patios donde los niños juegan , conforme avanzamos, descubrimos que lo que surge como un simple lugar de recreo, puede convertirse en el escenario de las protestas, tanto del siglo XIX como de el nuestro.

En este vídeo que abre la exposición, se nos presenta a las mujeres como protagonistas de la historia. Protagonistas que son ridiculizadas y tratadas como monstruos por los periodistas por el simple hecho de romper con las normas patriarcales, por ser las que dan la cara contra el régimen. Sin embargo, más allá del papel de la mujer, el documental es una antítesis sobre la realidad y lo que dicen en las noticias de un canal claramente conservador. La verdad está en la calle, en esos playgrounds, y, sin embargo, nos contentamos con ver la televisión, con la tecnología que poco a poco ha ido alejando a los niños de las pelotas y el escondite, reemplazándolos con consolas y ordenadores.

Pero la Comuna de París, aunque puede sintetizar parte de la exposición, no lo es todo. De las paredes del museo cuelgan también obras como los Disparates de Goya, referencia al carnaval y a la fiesta que se da en las calles, siempre relacionado con el juego; pero también con las dobles caras y las mentiras, tan presentes en la política actual contra los que luchan los que ahora pueblan las plazas. La política y la crítica social es un tema que puebla el arte que encontramos en la exposición. Incluso una escena aparentemente infantil e inocente como un grupo de niños jugando, ocurre en lugares como el muro de Berlín, la Sevilla franquista, la URRS o descampados y barrios marginales donde la decadencia es la reina del lugar.

Ajenos a las intrigas políticas y al poder, en otras salas, los gritos y risas infantiles pueblan el ambiente: vídeos de niños jugando y proyecciones de parques, una sala entera en penumbra, con mesas de luz con una cantidad ingente de pequeñas fotografías de paisajes, animales, flores y monumentos; fotos de vacaciones familiares en playas tanto artificiales como naturales, piscinas o parques de atracciones y maquetas de parques para niños, nos recuerdan que esos patios de recreo no siempre están ligados a las protestas. Si bien el hombre es un animal político, también necesita descansar y divertirnos, como los niños de las fotos, a los que no les importa que su campo de juegos haya sido bombardeado numerosas veces, o que la pobreza campe a sus anchas en su barrio. La imaginación y el idealismo, son necesarios para cambiar tanto el escenario de la infancia como el panorama político.

El arte también está presente en esta exposición: el David de Miguel Ángel se vuelve un jugador de béisbol, el típico deporte americano. El Renacimiento adoptó la cultura y visión del mundo clásica, nosotros ahora, irónicamente, gracias al fenómeno de la globalización, nos hemos “americanizado” y la cultura pop estadounidense ha calado incluso en el arte más clásico, más bello, más europeo y más religioso.


La exposición la cierra un columpio, quizás la atracción más popular de los parques. A su alrededor, se disponen los dos materiales de los que está hecho: madera y cadenas, porque, quizás, la represión y la falta de libertad también están en estos “playgrounds”, donde la gente acude a expresar sus opiniones, muchas veces de forma pacífica, y la respuesta de las autoridades es violenta. Así, Playgrounds demuestra que incluso un juguete puede ser peligroso, y que lo peligroso puede ser un juguete.

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