domingo, 5 de octubre de 2014

La vida es un carnaval
Conchi Moraleda Martínez
Al principio cuando vas a entrar a esta exposición llamada Playgrounds: reinventar la plaza te crea un poco de confusión. Después, según te vas adentrando en ella, descubres que en su interior se encuentran alrededor de 300 obras, tanto pinturas como esculturas, videos, fotografías, documentos, etc. Diversos formatos de artistas como James Ensor, Francisco de Goya, Henri Cartier-Bresson, Helen Levitt, Alberto Giacometti,  Ángel Ferrant,  Hélio Oiticica, Lina Bo Bardi, Fischli & Weiss, Vito Acconci, Priscila Fernandes, Xabier Rivas y numerosos artistas más. Reinventar la plaza es una exposición que aborda el potencial socializador, transgresor y político del juego en lo que se refiere a su realización en el espacio público desde la modernidad  hasta ahora.

Esta exposición organizada por el Museo Reina Sofía, muestra cómo se ha adaptado y redefinido el espacio público en función del uso que le hemos dado las personas y cómo éste ha servido para tomar el pulso de la sociedad. Aparecen numerosos tipos de juegos y actividades, desde el carnaval hasta pequeños objetos para niños. Observamos con toda esta variedad cómo se redefine el espacio de juego, representando  la ciudad como tal, lo que es clave de la ideología de la modernidad.
El carnaval entraña una suspensión temporal de la vida ordinaria, un desordenado vocerío de arraigo popular que celebra la ambigüedad del mundo al revés, la risa liberadora, el enmascararte con tu disfraz y el juego de ser otro. De acuerdo con lo que dijo Mijaíl Bajtín, teórico ruso, incluso las formas históricamente reguladas y culturalmente codificadas del carnaval albergan la potencia de un desbordamiento popular. Los años 90 vieron el resurgir de un espíritu carnavalesco vinculado a actos de denuncia y resistencia que hoy sigue estando plenamente vigente. Esta llamada a la creatividad festiva en muchos frentes coincide con una exigencia de empoderamiento de la sociedad civil, y se ha extendido como estrategia de movilización política de emociones y afectos. Aspira en última instancia a mostrar otro mundo posible. Es la expresión de un deseo de cambio colectivo que contribuye en muchos sitios a reinventar la democracia de espacio público.

También es cierto que los niños de hoy prefieren jugar con ‘maquinitas’ en vez de salir a la calle a jugar al escondite o cualquier otro juego similar. En Late Capitalism and the Ends of Sleep Jonathan Crary muestra el alcance de los hábitos culturales vinculados a mecanismos de poder y con capacidad de actuación ilimitada e ininterrumpida en el tiempo. Ahora es muy común el ir por la calle y en vez de ver a un niño con sus coches de carreras jugando o a una niña con sus muñecas, ves a unos niños con un móvil más moderno que el tuyo, o con el último dispositivo electrónico que ha salido al mercado.  En cierta parte también tienen  la culpa de los padres, que permiten que sus hijos se queden en casa jugando a la consola o chateando por internet en vez de llevárselos al campo para que corran o disfruten de la naturaleza.  En la exposición de playgrounds: reinventar la plaza podemos observar a niños jugando en las plazas y calles con materiales sencillos o simplemente fabricados por ellos mismos,  lo que actualmente no es fácil de ver, ya que las plazas están vacías. Realmente, las imágenes que se ven en la exposición son muy antiguas, pudiendo ser fácilmente de la época de nuestros abuelos. Como bien dijo Albert Einstein: ‘El día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad, el mundo solo tendrá una generación de idiotas’. Y así está siendo. 

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