La
vida es un carnaval
Conchi Moraleda Martínez
Al
principio cuando vas a entrar a esta exposición llamada Playgrounds: reinventar la plaza te crea un poco de confusión. Después,
según te vas adentrando en ella, descubres que en su interior se encuentran alrededor
de 300 obras, tanto pinturas como esculturas, videos, fotografías, documentos,
etc. Diversos formatos de artistas como James Ensor, Francisco de Goya, Henri Cartier-Bresson, Helen Levitt, Alberto Giacometti, Ángel Ferrant, Hélio Oiticica, Lina Bo Bardi, Fischli & Weiss, Vito Acconci, Priscila Fernandes, Xabier Rivas y numerosos artistas más. Reinventar la plaza es una exposición que aborda el potencial
socializador, transgresor y político del juego en lo que se refiere a su realización
en el espacio público desde la modernidad hasta ahora.
Esta
exposición organizada por el Museo Reina Sofía, muestra cómo se ha adaptado y
redefinido el espacio público en función del uso que le hemos dado las personas
y cómo éste ha servido para tomar el pulso de la sociedad. Aparecen numerosos
tipos de juegos y actividades, desde el carnaval hasta pequeños objetos para
niños. Observamos con toda esta variedad cómo se redefine el espacio de juego, representando la ciudad como tal, lo que es clave de la ideología
de la modernidad.
El
carnaval entraña una suspensión temporal de la vida ordinaria, un desordenado
vocerío de arraigo popular que celebra la ambigüedad del mundo al revés, la
risa liberadora, el enmascararte con tu disfraz y el juego de ser otro. De
acuerdo con lo que dijo Mijaíl Bajtín, teórico ruso, incluso las formas
históricamente reguladas y culturalmente codificadas del carnaval albergan la
potencia de un desbordamiento popular. Los años 90 vieron el resurgir de un
espíritu carnavalesco vinculado a actos de denuncia y resistencia que hoy sigue
estando plenamente vigente. Esta llamada a la creatividad festiva en muchos
frentes coincide con una exigencia de empoderamiento de la sociedad civil, y se
ha extendido como estrategia de movilización política de emociones y afectos. Aspira
en última instancia a mostrar otro mundo posible. Es la expresión de un deseo
de cambio colectivo que contribuye en muchos sitios a reinventar la democracia
de espacio público.
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