miércoles, 1 de octubre de 2014

En los desechos del mundo nace un nuevo mundo. Lorena Guas.




Playgrounds se presenta  en el Reina Sofía como una extensísima  exposición comisariada por  Manuel Borja-Villel  (director del museo), Teresa Velázquez  y Tamara Díaz. La variedad de soportes o disciplinas  así como periodos históricos es amplia, pero magistralmente enlazada y argumentada. En ella  conviven armoniosamente lenguajes como la pintura, escultura, arquitectura, fotografía, artes graficas, vídeo, cine, documentos o instalaciones. Un total de casi 300 obras de artistas  componen el montaje de esta exposición. Nombres muy variados como Goya, H.Cartier Bresson, Helen Levitt, Aldo Van Eyck, Joan Colom, Alberto Giacometti.

Desde el principio del recorrido el dadaísmo hace acto de presencia, para acompañarnos en todo momento a lo largo de la exposición. El vídeo de Peter Fischli abre magistralmente el mundo surreal y a veces grotesco de los parques infantiles, con imágenes tan locas como las de toboganes que son orificios anales de elefantes. No hace falta decir que Fischli, como buen suizo, respira dadaísmo y siente el arte con ese humor crítico tan maravilloso que caracteriza esta corriente. Por todos los amantes del dadaísmo es conocida la afición al disfraz de los congregados en el famoso Cabaret Voltaire de Zurich, cuna del movimiento. 
Disfraces y mascaradas cuyo motivo no es otro que hacernos ver el desbordamiento popular. 
El sentimiento de diversión morbosa que provoca el ir ocultos bajo otros personajes preocupaban,ya desde siempre, a los estamentos privilegiados que lo veían como algo pagano y peligroso, siendo prohibida en épocas de oscurantismo cristiano no muy lejano, como la dictadura de Franco. Un ejemplo es el Antroxu asturiano, prohibido hasta comienzos de los años 80, años de entrada de gobiernos más democráticos. Aunque ya consta otra prohibición de los carnavales asturianos en el año 1716 por orden real,  en un bando el que se apelaba a esta tradición como ofensa a la majestad divina.

También hay espacio en la exposición para hablar de la toma de descampados por los desposeídos para usos lúdicos. De estas ideas beben los neorrealistas italianos como Pier Paolo Pasolini para realizar su cine denuncia: “en los desechos del mundo nace un nuevo mundo, nacen leyes nuevas donde no hay leyes”.

La calle, las ruinas, la gente, es lo que nos muestran  las fotografías de Helen Levitt , Cartier Bresson o Catalá Roca. La reivindicación del ocio y porqué no de la pereza, como nos muestra en la maravillosa serie “Primeras vacaciones pagadas” del maestro  Bresson. Esta serie nos habla de la primera jornada de asueto pagada tras la incansable lucha obrera en Francia por conseguir las cuarenta horas de jornada laboral y sus vacaciones remuneradas, implantada por el Frente Popular el verano de 1936. Las famosas "les congés payés”.
Cómo fotógrafa me tomo mucho más tiempo en la observación de mi disciplina, y tengo que destacar también las fabulosas fotos de Weegee en Coney Island en 1940, en las que muestra las diversiones de las clases populares, muy contrapuestas a su estilo grotesco, una delicia.

La arquitectura tiene también cabida importante en la exposición. La obra de Aldo Van Eyck nos muestra cómo, después de la II  Guerra Mundial, las ciudades van convirtiéndose en lugares amables y lúdicos para los niños. Van Eyck y otros colectivos como Archigram o Archizoom creían más en un fin ocioso y no de control como parecía entenderse la obra de Corbusier, a la que se contraponen.

Muchas corrientes y una información muy variada sobre cómo tomar la ciudad por derecho civil. La protesta artístico-política siempre ha estado ahí como una manera inteligente de desarrollo de nuestras libertades.

Tomar la ciudad como muestra de inteligencia, de un modo culto o no, por protesta o por pereza.

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