Vamos al “parquecito”
Maria
Fernanda Isaza Múnera (1º Historia del Arte)
La primera vez que visite el Mueso Nacional Centro de Arte Reina
Sofia fui a ver una curiosa exposición con mas de 300 obras que la componían,
llamada “Playgrounds”, el solo nombre me evoca recuerdos de mi niñez jugando en el parquecito
de mi casa con mi hermano. Una exposición que nos hace recorrer un sin fin de
ideas, con base al juego; al espacio para desarrollar esa faceta creativa del
ser humano. La reinvención de la plaza como objetivo primordial; el concepto de
espacio publico empezaba a cambiar, a transformarse con la invención del parque
en la segunda mitad del siglo XIX.; los parques de juego, una solución a los
problemas económicos de la época no solo en torno a un control político sino
con connotaciones que generaban una ganancia de estos espacios públicos
utilizados de manera que el ciudadano pudiera pasar su tiempo libre. El
concepto de libertad y la apertura que esto genero, la creación de un espacio donde
estaba todo dispuesto para que la persona realizara lo que quisiera, permitió
forjar y ampliar el concepto de sociedad, no solo un espacio donde se trabajara
sino también donde se disfrutara; el concepto de tiempo y de poder hacer lo que
se plazca con una porción de ese tiempo da una tonalidad nueva al concepto de
vivir.
De alguna manera la arquitectura marco un punto de quiebre con la
reinvención de la plaza, la utilización de los espacios públicos de esta
manera; así después de la segunda guerra mundial, se utilizaron muchos terrenos
baldíos o zonas que habían sido bombardeadas para crear parques para que los
niños y jóvenes disfrutaran, se recrearan y se pudiera descargar en cierta
medida todo el trauma de la guerra.
Una exposición que además pretende mostrar los hábitos olvidados, ya
que los niños no juegan en parques sino con consolas de juego, internet, o
celulares y la gran problemática que esto causa como: obesidad, falta de
habilidades de coordinación, problemas de salud y de desarrollo creativo a tan
temprana edad. Concientiza de manera eficaz y me hace añorar los días en los
que me la pasaba jugando con mi hermano y mis primos a las escondidas o
quemando la piel de mis piernas con el tobogán, o alcanzar las nubes en los
columpios, una lista interminable de sentimientos y actividades que ya los
niños no contemplan de la misma manera que mi generación lo hizo, o las
anteriores a ella.
Una compleja muestra de obras con trabajos que están realizados en
diferentes materiales y técnicas como pintura, escultura, fotografía, cine,
instalación, muebles y que pretenden como objetivo mostrar todas esas facetas
del juego, de la reinvención de la plaza. Con trabajos tan impresionantes como
la fotografía de Arthur H. Felling llamada “The
afternoon crowd in Coney Island” (1940) la cual me causo asombro ver una
conglomeración tan grande de personas en un parque temático, aunque se puede
apreciar esto hoy en día, sigue siendo una muestra del éxito que tuvo esta
reinvención de la plaza, esta reinvención de cómo pasamos el tiempo. Cabe resaltar que cuando un niño crece y se
convierte en adulto se olvida de la maravilla y lo beneficioso que es jugar, la
recreación y el tiempo libre se ven ligado al dinero y su gasto, por eso como
dijo el escritor español Mateo Alemán “La juventud no es un tiempo de la
vida, es un estado del espíritu”. Hay que conservar ese niño que
llevamos dentro, dejarlo enloquecer y jugar.
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