jueves, 2 de octubre de 2014

HA LLEGADO LA HORA DEL RECREO
Cristina Montenegro Antón

Playgrounds: reinventig the Square ha reunido unos trescientos objetos y fotografías que han sido expuestas en el museo Reina Sofía. La exposición se centra en el ámbito social en relación con los espacios públicos. Tras la revolución industrial, el trabajo se convierte en un modo de vida, una manera de sobrevivir. La vida laboral queda intrínseca en la vida de cada persona. Por ello, en la exposición se destaca la necesidad del tiempo libre, la distracción y el juego como una parte fundamental de nuestra existencia. El juego se relaciona directamente con la inocencia de los niños, con lo festivo, lo gozoso y lo creativo, que a su vez se revela frente a las actividades laborales y la vida adulta que generan inevitablemente responsabilidades y obligaciones. El juego y el tiempo libre se unen y coexisten con el trabajo a lo largo de la historia, actuando en un mismo escenario: un espacio público que es materializado como parte de la participación de las personas. Las consecuencias son claras, la diversión y la no preocupación se convierten inmediatamente en un tiempo de consumo. Ese tiempo domina los modos de vida que se palpan en los espacios públicos, vinculándose con el ámbito económico. Pero a su vez, este espacio de juego se convierte en una especie de paraíso de entretenimiento y constituye uno de los puntos principales de la ideología moderna. Y es que cualquier lugar público es bueno para convertirlo en un patio de recreo. Se reciclan los espacios vacíos para llenarlos de entretenimiento a través del derecho a la diversión y el juego. De aquí surgen las ideas de los junk playgrounds, un concepto que consiste en la adaptación de lugares desolados y devastados por la guerra y otros desastres como campos de juego para los niños. Esta idea fue dispersada tras la Segunda Guerra Mundial por varias ciudades europeas. La lógica carnavalesca se impone como herramienta para cambiar la visión de la ciudad y generar nuevos conceptos para organizar la vida en común.
La exposición se presenta dividida en distintos espacios públicos y sociales. El carnaval es el protagonista de la primera parte. Gracias a esta práctica tradicional, se ha reconocido que es posible transformar el día a día, aunque sea en un corto período de tiempo, en un momento carnavalesco y desinhibido. El derecho a la pereza quiere resaltar el trabajo como herramienta de subsistencia y la necesidad de tiempo libre para el trabajador. En los desechos del mundo muestra como los lugares desolados de las ciudades, aún sin ser atractivos, han constituido un lugar que los niños adoptan como patio de recreo. La ciudad, tablero de juego hace hincapié en la idea de que la ciudad es un trazado de caminos que llevan al espacio de juego. También se separan como recintos independientes la zona de juego y los espacios callejeros en el Modelo Playgrounds. Asalto al museo es una conmemoración al proyecto de Palle Nielsen, que incluía un parque infantil en museo Moderna de Estocolmo.

Estas son algunas de las zonas que encontramos en la exposición antes de llegar a una última sala en la que me gustaría detenerme a analizar. En algunas críticas, he podido leer como uno puede ‘’disfrutar’’ del columpio de Acconci; me gustaría saber de qué manera puede lograrse sin pararse a pensar en lo que nos dice la voz mientras nos balanceamos. Constituyendo la oveja negra de la exposición y adentrándote en un concepto casi pederasta, la sala del columpio invita a cuestionarse hasta donde tenemos que llegar para llamar la atención y crear polémica entre los espectadores.

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