Como en un sueño, así es como Ángel
Marcos nos muestra Madrid en esta exposición, titulada “Alrededor del sueño”.
El fotógrafo vallisoletano nos muestra cuatro ciudades, cada cual más mágica
que la anterior, y cada una con sus mitos, leyendas e historias propias. Como
el pudo explicarnos, no son ciudades elegidas al azar.
Lo primero que hay que destacar
de la exposición es su lugar. La sala de exposiciones Canal de Isabel II,
ofrece un espacio tranquilo y bello, que invita a la tranquilidad y al disfrute
de lo que espera. Al entrar en la sala, encontramos las tres primeras ciudades,
La Habana, Nueva York y Shanghái. Las fotos pretenden captar, sobretodo, el
espíritu de la ciudad, lo que uno podría sentir al encontrarse allí, al ver la
propaganda electoral en Cuba, la propaganda cívica en China o las Torres
Blancas en Nueva York.
Sin embargo, esta primera planta
es solo un pequeño adelanto de lo que espera al subir esa escalera que recorre
la ciudad principal: Madrid. Una escalera en forma rectangular en el que se
cuelgan los mayores destellos de Madrid. Fotos en blanco y negro, o en negativo,
que muestran un Madrid actual iluminado por los juegos de luces que dan la
sensación de ser una ciudad inalterable, porque aunque los avances lleguen, las
mercerías de hace 40 años siguen teniendo su cartel, sin importar que su
función actual sea otra. Las estatuas y esculturas que recorren las calles,
plazas y callejones, plasman como la historia se llena por cada esquina,
peleando por hacerse un hueco entre el tiempo. La experiencia se hace aún mejor
cuando llegas a las grandes cajas de luz, que muestran las postales más típicas
e imprescindibles que puedes encontrar si te decides a caminar por la ciudad, adentrándote
un poco más en el sueño de Ángel sobre Madrid.
Cada piso te va mostrando una
parte de Madrid diferente, enseñándote como es en realidad esta capital. Así
vas descubriendo como entre la parte histórica hay un edificio completamente
contemporáneo, o como entre el neoclasicismo encuentras un anuncio de perfumes,
en plena Gran Vía. A mitad del camino, ya vas viendo la intención de cada foto,
porque ninguna está hecha a la ligera. Un piso más, y encontramos un mural con
numerosas placas con el nombre de las calles del barrio de San Chinarro, es
decir, las afueras. Una periferia que a veces olvidamos que está ahí, incluso
los propios habitantes. Un contraste muy fuerte que Marcos nos ha obligado a
recordar. La ciudad no es solo la parte “bonita”, ni la parte turística. Madrid
es todo, desde los pisos de protección oficial hasta los Jardines de Sabatini,
desde el barrio de las letras hasta edificios de bloques, desde la Plaza Mayor
hasta el barrio de San Chinarro.
En la última planta encontramos
el último contraste, la comparación de todas estas ciudades. Fotos de cada
ciudad, juntas, de todas las partes de la ciudad, empeñándose en enseñar todos
los rincones de una ciudad, sin olvidar nada. No solo los grandes rascacielos
de Nueva York, o los lugares más famosos de Madrid, si no también lo que puede
ver un mendigo desde su caja, los tejados de las calles, los mensajes políticos
y la publicidad por todas partes, la gente o la ausencia de ella. Todos los
detalles controlados al milímetro, ejecutados además con una gran técnica y
expuestos con mayor originalidad.
Siendo la fotografía el arte de
lo visual y lo real, todas las fotos de la exposición consiguen dos cosas. Muestra
esa parte real, de vida cotidiana, la parte que todos vivimos día a día en una
ciudad en la que vivimos y pasamos por alto. Y por otro lado, nos muestra la
parte más especial de cada ciudad, sea bueno o malo, conseguimos adentrarnos en
lo que es el sueño de Madrid.
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