lunes, 29 de septiembre de 2014

ARQUEÓLOGOS DEL FUTURO PASADO
Daniel Canogar
Miguel García Saurí (1º Historia del Arte)

Los aparatos electrónicos y las nuevas tecnologías nos han facilitado la vida en muchos sentidos, disminuyendo el tiempo que necesitamos para hacer algo, aumentado la facilidad para realizarlo e incluso para llegar a entretenernos de diversas maneras.

Daniel Canogar, artista visual que trabaja en la fotografía, vídeo e instalación, a realizado una nueva exposición en la Galería Max Estrella, Madrid: Small Data. En ella nos muestra de forma irónica los restos de algunos aparatos electrónicos con los que hemos convivido durante un largo período de tiempo (o corto, depende de cómo se mire). Son unos aparatos cualquiera y algunos de ellos siguen utilizándose hoy en día. La gracia de todo esto reside en que nos hace ver que por muy banal que parezcan son una parte importante de todos nosotros, que los hemos utilizado y que les hemos dado un uso concreto desarrollando una íntima relación con algunos de ellos, llegando a ser receptáculos de una parte de nuestra memoria.

En la exposición se presentan los aparatos electrónicos recibiendo proyecciones desde arriba una y otra vez. Estas proyecciones son realmente precisas a la hora de reflejarse sobre el material físico. La exposición llega a sorprender al  visitante ya que, si se fija, uno puede observar la intención del autor al colocar estos dispositivos de esta forma concreta. Y no es otra que la de enseñar unos restos arqueológicos, procedentes de una época en la que se les daba uso, irónico, ya que son aparatos que se utilizaban diariamente en un pasado para nada lejano. A demás las propias proyecciones dotan de vida a estos “frágiles restos” porque mientras los objetos en si están quietos, las imágenes se mueven mostrando sus antiguos servicios.

Esta exposición tiene también la finalidad de concienciar sobre un tema que nos acompaña a lo largo de nuestra vida, pero que no siempre nos damos cuenta de ello. Hablo de la obsolescencia programada, que por una parte tiene sus beneficios, pero que por otra puede ser injusta en un exceso inapropiado. En la galería pueden verse diversas alusiones a este tema (en algunos casos problema), como las proyecciones de unas pocas manos montando y desmontando consolas. Compramos aparatos electrónicos y se estropean al cabo de cierto tiempo, obligándonos a pagar más dinero o bien para repararlo o bien para comprar otro. Esto ayuda a los trabajadores a mantener su empleo al tener que seguir creando y construyendo estos elementos, sin embargo hay algunas ocasiones en las que la obsolescencia programada sobrepasa este recurso, reduciendo la duración de los aparatos a un tiempo ridículo. El documental Comprar, tirar, comprar muestra y explica a fondo este problema que, de algún modo, Daniel Canogar nos introduce en la mente mediante sus restos arqueológicos para que se tome conciencia de ello.

A lo largo de la galería nos vamos topando con móviles antiguos (los indestructibles NOKIA incluidos), con un recuerdo a aquellos videojuegos 2D de las consolas Nintendo, mandos de televisores, etc. Una calculadora muestra una cuenta atrás seguida de una explosión, haciendo referencia a la llegada de la tecnología o a la desaparición de la misma. También se incita al pensamiento sobre la tecnología como chatarra y los seres humanos como cucarachas que se arrastran entre la misma.


Al final dependemos de estos recursos, en ocasiones demasiado, y esto hace que la vida nos sea más compleja a la hora de encararla sin estas tecnologías. Esta relación entre las personas y estos dispositivos se agranda tanto que en el momento de desecharnos de ellos estamos deshaciéndonos de algo tan cercano que se convierte en nuestros propios restos fósiles.

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