jueves, 25 de septiembre de 2014

               EL SUEÑO DE LA RAZÓN PRODUCE MONSTRUOS
                               
                                  Lorena Castillo Dualde (1º Historia del Arte)

Ángel Marcos usando la fotografía como técnica principal de expresión artística, nos sitúa delante de lo cotidiano haciéndonos reflexionar sobre nuestra propia condición. Estas imágenes nos invitan a disfrutar en una primera mirada, luego el espectador se siente sumergido en una especie de desazón o al menos, de interés inquietante, donde sus obras, cargadas de un gran atractivo, nos devuelven al mundo con una realidad crítica poco común.

Bajo el título “Alrededor del sueño 4” el fotógrafo vallisoletano nos trae una obra compuesta por archivos de imágenes tomadas en La Habana, Shanghái, Nueva York, y a los que ahora se suma la ciudad de Madrid. Esta exposición consta de diez obras de gran formato, algunas de ellas realizadas con la técnica de impresión sobre metacrilato o aluminio barnizado, y formando con ellas una especie de cajas de luz con un aparato eléctrico, queriendo así provocar sentimientos en el espectador, como ilusión, o deseos. También cuenta la exposición con una gran pieza central, que da la sensación de ser un rascacielos, con cerca de doscientas imágenes de Madrid, donde aparecen tanto fotografías del Madrid más típico y llano, como logotipos de bancos o imágenes de grandes franquicias de la moda, es decir, el Madrid financiero y turístico. Estas imágenes hacen referencia a la “desaparición de la ciudad”. Marcos se pregunta por qué seguimos llamando ciudades a mares del naufragio de sueños individuales y colectivos. Por otra parte, las necesidades y deseos de los urbanitas y los nexos de éstos con la omnipresente publicidad, son otro de sus ejes de estudio, como la contraposición entre el fracaso y el deseo de triunfo.

Los cuatro escenarios propuestos por el artista tienen algo en común, y es que la gente, por decirlo de alguna manera, se ha difuminado, y con ello, la simple posibilidad de pensar en otros mundos. Ahora solo hay un mundo que no es para nadie, pues solo está dispuesto para las transacciones y el intercambio, ya sea este mercantil o simbólico. Un mundo, en definitiva, que crea su propia dinámica de desarrollo, y donde la experiencia humana es subsidiaria. Por tanto, un mundo en constante cambio, que no encuentra tiempo ni espacio donde ocurrir. Esto es precisamente lo que nos transmite su obra, ciudades carentes de calidez humana, donde Marcos busca mostrar también el deterioro de la naturaleza, las tan ambiciosas nuevas construcciones ahora sin vida, abandonadas, imágenes tan ambiguas y dispares como las de un vagabundo durmiendo rodeado de cajas de cartón, en las que los espectadores vemos la ciudad a través del agujero de la caja, nosotros somos el vagabundo.
También cabría destacar los eslóganes y las vallas publicitarias que se utilizan como símbolos de la idea de deseo en una sociedad en la que parece que todo es posible. Se observa que juega mucho con los símbolos, con los iconos, se siente atraído por las emociones y las sensaciones, como dice él, “por el estómago”. Por ejemplo, podemos ver al Che Guevara en esta exposición a través de iconos de la propaganda política cubana, y es un icono que reconforta, es una especie de mesías al que, no sabemos por qué, se puede aspirar.


Para finalizar podríamos decir que la exposición trata de llevarnos por un viaje, nos trasmite sensaciones, nos hace soñar, y a la vez nos abre los ojos a la cotidianidad, fijándose en lo aparentemente banal para que saquemos nuestras propias conclusiones. Como dijo Goya: “el sueño de la razón produce monstruos”, y con esta controvertida obra Ángel Marcos nos llama a la reflexión, ¿qué hay detrás de la ciudad dónde vives? 

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