EL SUEÑO DE LA RAZÓN
PRODUCE MONSTRUOS
Lorena Castillo Dualde (1º
Historia del Arte)
Ángel Marcos usando la fotografía como técnica principal de
expresión artística, nos sitúa delante de lo cotidiano haciéndonos reflexionar
sobre nuestra propia condición. Estas imágenes nos invitan a disfrutar en una
primera mirada, luego el espectador se siente sumergido en una especie de
desazón o al menos, de interés inquietante, donde sus obras, cargadas de un
gran atractivo, nos devuelven al mundo con una realidad crítica poco
común.
Bajo el título “Alrededor del sueño 4” el fotógrafo
vallisoletano nos trae una obra compuesta por archivos de imágenes tomadas en
La Habana, Shanghái, Nueva York, y a los que ahora se suma la ciudad de Madrid.
Esta exposición consta de diez obras de gran formato, algunas de ellas
realizadas con la técnica de impresión sobre metacrilato o aluminio barnizado,
y formando con ellas una especie de cajas de luz con un aparato eléctrico, queriendo
así provocar sentimientos en el espectador, como ilusión, o deseos. También
cuenta la exposición con una gran pieza central, que da la sensación de ser un
rascacielos, con cerca de doscientas imágenes de Madrid, donde aparecen tanto
fotografías del Madrid más típico y llano, como logotipos de bancos o imágenes
de grandes franquicias de la moda, es decir, el Madrid financiero y turístico. Estas
imágenes hacen referencia a la “desaparición de la ciudad”. Marcos se pregunta
por qué seguimos llamando ciudades a mares del naufragio de sueños individuales
y colectivos. Por otra parte, las necesidades y deseos de los urbanitas y los
nexos de éstos con la omnipresente publicidad, son otro de sus ejes de estudio,
como la contraposición entre el fracaso y el deseo de triunfo.
Los cuatro escenarios propuestos por el artista tienen algo
en común, y es que la gente, por decirlo de alguna manera, se ha difuminado, y
con ello, la simple posibilidad de pensar en otros mundos. Ahora solo hay un
mundo que no es para nadie, pues solo está dispuesto para las transacciones y
el intercambio, ya sea este mercantil o simbólico. Un mundo, en definitiva, que
crea su propia dinámica de desarrollo, y donde la experiencia humana es
subsidiaria. Por tanto, un mundo en constante cambio, que no encuentra tiempo
ni espacio donde ocurrir. Esto es precisamente lo que nos transmite su obra, ciudades
carentes de calidez humana, donde Marcos busca mostrar también el deterioro de
la naturaleza, las tan ambiciosas nuevas construcciones ahora sin vida,
abandonadas, imágenes tan ambiguas y dispares como las de un vagabundo
durmiendo rodeado de cajas de cartón, en las que los espectadores vemos la
ciudad a través del agujero de la caja, nosotros somos el vagabundo.
También cabría destacar los eslóganes y las vallas
publicitarias que se utilizan como símbolos de la idea de deseo en una sociedad
en la que parece que todo es posible. Se observa que juega mucho con los símbolos,
con los iconos, se siente atraído por las emociones y las sensaciones, como
dice él, “por el estómago”. Por ejemplo, podemos ver al Che Guevara en esta
exposición a través de iconos de la propaganda política cubana, y es un icono
que reconforta, es una especie de mesías al que, no sabemos por qué, se puede
aspirar.
Para finalizar podríamos decir que la exposición trata de
llevarnos por un viaje, nos trasmite sensaciones, nos hace soñar, y a la vez nos
abre los ojos a la cotidianidad, fijándose en lo aparentemente banal para que
saquemos nuestras propias conclusiones. Como dijo Goya: “el sueño de la razón
produce monstruos”, y con esta controvertida obra Ángel Marcos nos llama a la
reflexión, ¿qué hay detrás de la ciudad dónde vives?
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