domingo, 28 de septiembre de 2014

BASURA TECNOLÓGICA
Cristina Salomé Gil San Martín (1º Grado Historia del Arte)

Daniel Canogar (Madrid 1968), artista español de gran relevancia a nivel mundial .Su trabajo gira entorno a las instalaciones electrónicas, videos y fotografía. Gran defensor del arte español, ha expuesto en diversos lugares del mundo y realizado trabajos tanto en espacios cerrados, como museos y galerías o espacios públicos, como en la plaza Times Square de Nueva York, donde expuso con gran éxito su obra Storming Times Squared  que es el resultado de una performance que cuenta con la participación del público. Sus trabajos, se han presentado entre otros en: Barcelona, Lyon, Nueva York, Caracas, Austria, Berlín… y ahora llega a Madrid y lo hace en la galería Max Estrella.
    Desechos olvidados de la tecnología, que alguna vez albergaron recuerdos, eso es lo que muestra Daniel Canogar con su particular trabajo en Small Data. Objetos que en algún momento de nuestra vida fueron funcionales, cotidianos, de los que nos servíamos para relacionarnos, buscar información o simplemente entretenernos, alcanzan el concepto de arte.
    Un concepto que habla del pasado, de la memoria, del no parar de crear de la sociedad. Observamos como objetos que podríamos clasificar de contemporáneos son destronados de su puesto a la velocidad de la luz por elementos actualizados que casi alcanzan la inteligencia del ser humano. Es un no parar de renovación, a penas da tiempo a asimilar un nuevo producto cuando ya tenemos el siguiente en nuestras manos.
    El artista, parece dar vida a toda esta “chatarrería” (placas de circuito, calculadoras, móviles, discos duros…) con la ayuda de unos videos proyectados sobre las piezas electrónicas, y estas apoyadas sobre tableros blancos dispuestos de manera individual parecen resucitar. Una exposición de gran minuciosidad donde los caracteres encuentran su tecla entre cientos de ellas, donde la corriente pasa por el circuito o donde los dígitos de la calculadora quedan impregnados en la imagen de su pantalla” muerta”. Los videos proyectados con minuciosidad emulan lo que alguna vez fueron esas piezas de desecho, donde el teclado vuelve a encender y a formar palabras o el trabajo en cadena de la elaboración de un teléfono móvil o alguna pieza electrónica convertida en tocadiscos o las ecuaciones resueltas con la calculadora…Todo ello revive un cementerio electrónico.
    Todo esto refleja según el autor el concepto efímero de la vida, que nada es eterno y que todo se renueva dejando paso a generaciones más avanzadas pero que siempre debemos tener presente el recuerdo y no perderlo. El artista refleja recuerdos y defiende la importancia del uso de estas herramientas electrónicas y avanzar con ellas pero sin abandonar la tradición y el pasado muchas veces guardado en estos aparatos electrónicos y que son desechados y eliminados junto a estas herramientas, porque gracias a él la sociedad ha llegado hasta donde se encuentra ahora. Factor de riesgo sin duda a tener en cuenta en este mundo en el que vivimos.

    Una exposición que no deja indiferente a nadie, donde nos sentimos identificados y donde encontrar algún recuerdo olvidado. En este archivo de la memoria encontramos un ambiente que desprende la pasión del creador por su obra.

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