jueves, 25 de septiembre de 2014

(des)estructura ciudadana


Ana Moreno Fernández
Crítica de la exposición “Alrededor del sueño 4” de Ángel Marcos.

En esta ocasión el vallisoletano Ángel Marcos nos presenta un proyecto en construcción permanente, que ha ido creciendo desde 2001. La obra supone una oda a la destrucción de la ciudad y de la sociedad como concepto, tal y como las conocemos. Así ambas se apoyan en la publicidad y el consumismo , convirtiéndose en dos completas desconocidas para sus habitantes. Todo esto lo vemos cimentado en la planta baja del edificio donde se exponen fotografías entre los años 2001 y 2009, tomadas en Nueva York, La Habana y Shangai. En esta primera parte de la exposición se refleja el cambio de las diferentes ciudades: cómo la publicidad le ha dado la vuelta al sueño americano, convirtiéndolo en un mero despojo urbanístico, una jungla del consumo; o la manera antagónica de crecimiento de la sociedades china y cubana, que a pesar de seguir modelos económicos comunistas, la primera ha adoptado el modelo de occidente alimentándolo y haciéndolo crecer de manera insostenible; mientras que la segunda ha mantenido sus mitos e iconos pero sigue estancada en un tiempo estático, como podemos ver en las fotografías de la urbe.

El progreso únicamente impulsado por motivos económicos se refleja en una sociedad consumista invadida por la publicidad, una urbe desmesurada y desnuda que nos ofrece su lado más frío entorno a la periferia. De tal manera que se nos muestra la crisis de valores que recae sobre nuestra civilización, retratando una arquitectura desnuda y fría, ajena a lo humano y a lo social, que ignora su función primera, dejándose en las manos de el arte por el mero placer estético. Este vacío social se intensifica en el momento que Marcos despoja del elemento humano a su obra, así captura la arquitectura y la publicidad de una forma mucho más intensa.

La segunda parte de la exposición se centra en la ciudad de Madrid, con una gigantesca columna vertebral formada por diferentes capturas de los elementos más castizos de la capital. Esta familiaridad contrasta a su vez con la monumentalizad que ofrecen otras fotografías, símbolos del poder de la ciudad como son el museo del Prado, o la estatua de Felipe II. De esta manera el artista nos invita a una contemplación reflexiva de su obra, a preguntarnos hasta que punto influye la publicidad en nuestras vidas, o la confirmación de la identidad dentro de una ciudad multicultural, abierta y plurinacional. Ángel Marcos nos abre los ojos a un Madrid al que estamos acostumbrados, y que solo es valorado por el visitante, los rincones emblemáticos y simbólicos han invadido nuestra
vida de manera que solo la ignorancia del turista es la que se interesa por ella.

Para terminar la exposición nos encontramos con una serie de fotografías de las calles del Ensanche sur de Alarcón, que bien podría ser cualquier otra ciudad, vacía de valores representando a la perfección esta sociedad. Priorizar el envoltorio, la forma de contarlo, frente al conocimiento en sí es el gran cliché de nuestros días, y así lo vemos reflejado en es esta serie. Calles con nombres rimbombantes y grandilocuentes, que albergan edificios diseñados por grandes arquitectos están en desajuste con las necesidades de sus inquilinos, al igual que esta sociedad envuelta en marketing y consumismo está en desajuste con las necesidades reales de todo el planeta.

La ciudad, al igual que la sociedad se encuentra desectructurada, lo que nos hace plantearnos nuestros horizontes y metas en cuanto al tipo de estructura económica y estatal que desarrollamos actualmente. La exposición sin duda des-urbaniza toda la ciudad al retratarla tal y como es, abriéndonos los ojos hacia lo extraordinario de lo cotidiano.

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