lunes, 29 de septiembre de 2014

Daniel Canogar, la estética de los desperdicios
Aurora León López

Salas con una sutil iluminación ambiente, van consiguiendo que el espectador , nada más atravesar las puertas de la galería, vaya adaptando su vista rápidamente, para así poder dirigir toda la atención a las obras que a primera impresión, yacen allí expuestas, pero que al momento cobran vida, llenando esa aparente oscuridad con una multitud de luces de diferentes colores. Esos haces de luz están proyectados y orientados con gran precisión sobre el material escultórico, buscando reanimar lo inanimado.

A Daniel Canogar le interesa , como artista, que no haya  una mirada rápida y única de las obras, por lo que invita al espectador a que sea activo y observe la obra , llamado la atención por esas proyecciones perfectamente cuadradas en las baldas donde descansan la chatarra tecnológica, creando un lenguaje de video cibernético donde de repente crea vida sobre esos objetos obsoletos con esas luces. Hace lo que hay de lo que no hay, haciendo un intento de pensar en lo poético de la tecnología y la vida de lo inerte.

El  artista presenta su producción más reciente , “Small Data”, ya expuesta anteriormente en una galería de Nueva York, presentando una serie de dispositivos electrónicos desechados como teléfonos móviles antiguos, mandos de la televisión, discos duros…que reciben proyecciones de luz con un efecto y duración determinada según la obra, como los mandos a distancia en los que se proyecta la vida cotidiana de la gente , los dibujos, teniendo esto en dicha proyección su importancia. Todo está rigurosamente pensado para que las proyecciones no salgan de las baldas, todo milimetrado por los proyectores. Aunque la obra más lograda es la que muestra teléfonos móviles antiguos, que reviven todos a la vez con el proyector, dando la impresión que vuelven a cobrar vida, encendiéndose cada terminal de una lado a otro de la balda que los soporta. Las salas presentan las obras, como lo puedan hacer hoy día, las tiendas de telefonía más cotizadas entre los usuarios presentando sus nuevos prototipos, con soportes o estanterías minimalistas, pero en esta ocasión , presentando objetos obsoletos con aparente vida. La obra más grande es la mesa con teclas de teclado que se iluminan y cobran vida. Estas teclas están pegadas para que el proyector encaje, teniendo un efecto largo y muy elaborado, apareciendo una especie de frases entrecruzadas, mostrando ideas o pensamientos, que una a una van formando esa memoria que queda marcada en el interior de los objetos y que se atropellan las unas a las otras como queriendo volver a contar lo que ya contaron en otro tiempo , despertando memorias del pasado. Esta exposición es un trabajo poco común en las galerías. Estas piezas que se exponen en la Galería Max Estrella, no son piezas únicas. Es una obra pensada para un coleccionista en especial, un coleccionista que siente que le puede llenar más este tipo de obra, ya que tiene pintura, escultura y demás.


Con este tipo de arte, que no es el más común, Daniel Canogar , aspira a tener un lugar en la historia del arte de lo experimental. Recogiendo unos cuantos desperdicios tecnológicos a conseguido un tono poético otorgándoles esa vida que perdieron ya en un tiempo no muy lejano. Con este arte pobre, y con ayuda de los proyectores , consigue como una especie de hechizo visual devolviéndonos a la memoria , sentimientos encerrados o ligados a esos aparatos tecnológicos que en su día desechamos, deshaciéndonos también de parte de nuestras vidas con ellos y revelando a su vez esas memorias tanto personales como colectivas. 

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