Daniel
Canogar, la estética de los desperdicios
Aurora León López
Aurora León López
Salas con una sutil iluminación ambiente, van consiguiendo
que el espectador , nada más atravesar las puertas de la galería, vaya
adaptando su vista rápidamente, para así poder dirigir toda la atención a las
obras que a primera impresión, yacen allí expuestas, pero que al momento cobran
vida, llenando esa aparente oscuridad con una multitud de luces de diferentes
colores. Esos haces de luz están proyectados y orientados con gran precisión
sobre el material escultórico, buscando reanimar lo inanimado.
A Daniel Canogar le interesa , como artista, que no
haya una mirada rápida y única de las
obras, por lo que invita al espectador a que sea activo y observe la obra ,
llamado la atención por esas proyecciones perfectamente cuadradas en las baldas
donde descansan la chatarra tecnológica, creando un lenguaje de video
cibernético donde de repente crea vida sobre esos objetos obsoletos con esas
luces. Hace lo que hay de lo que no hay, haciendo un intento de pensar en lo
poético de la tecnología y la vida de lo inerte.
El artista
presenta su producción más reciente , “Small Data”, ya expuesta anteriormente
en una galería de Nueva York, presentando una serie de dispositivos
electrónicos desechados como teléfonos móviles antiguos, mandos de la
televisión, discos duros…que reciben proyecciones de luz con un efecto y duración
determinada según la obra, como los mandos a distancia en los que se proyecta
la vida cotidiana de la gente , los dibujos, teniendo esto en dicha proyección
su importancia. Todo está rigurosamente pensado para que las proyecciones no
salgan de las baldas, todo milimetrado por los proyectores. Aunque la obra más
lograda es la que muestra teléfonos móviles antiguos, que reviven todos a la
vez con el proyector, dando la impresión que vuelven a cobrar vida,
encendiéndose cada terminal de una lado a otro de la balda que los soporta. Las
salas presentan las obras, como lo puedan hacer hoy día, las tiendas de
telefonía más cotizadas entre los usuarios presentando sus nuevos prototipos,
con soportes o estanterías minimalistas, pero en esta ocasión , presentando
objetos obsoletos con aparente vida. La obra más grande es la mesa con teclas
de teclado que se iluminan y cobran vida. Estas teclas están pegadas para que
el proyector encaje, teniendo un efecto largo y muy elaborado, apareciendo una
especie de frases entrecruzadas, mostrando ideas o pensamientos, que una a una
van formando esa memoria que queda marcada en el interior de los objetos y que
se atropellan las unas a las otras como queriendo volver a contar lo que ya
contaron en otro tiempo , despertando memorias del pasado. Esta exposición es
un trabajo poco común en las galerías. Estas piezas que se exponen en la
Galería Max Estrella, no son piezas únicas. Es una obra pensada para un
coleccionista en especial, un coleccionista que siente que le puede llenar más
este tipo de obra, ya que tiene pintura, escultura y demás.
Con este tipo de arte, que no es el más común, Daniel
Canogar , aspira a tener un lugar en la historia del arte de lo experimental.
Recogiendo unos cuantos desperdicios tecnológicos a conseguido un tono poético
otorgándoles esa vida que perdieron ya en un tiempo no muy lejano. Con este
arte pobre, y con ayuda de los proyectores , consigue como una especie de
hechizo visual devolviéndonos a la memoria , sentimientos encerrados o ligados
a esos aparatos tecnológicos que en su día desechamos, deshaciéndonos también
de parte de nuestras vidas con ellos y revelando a su vez esas memorias tanto
personales como colectivas.
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