lunes, 22 de septiembre de 2014

Romper con la norma… ¿Y si lo extrapolásemos? 
Christian Blanco Fernández

“La Cara Oculta”: Una exposición del artista Mateo Maté, en la galería Nieves Fernández de Madrid. La exposición consta de cinco elementos. Hechos de madera casi completamente, están subvertidos de tal manera, que según Maté, el objetivo que persiguen es luchar en definitiva contra lo convencional. Unbastidor sobre lienzo en vez de lienzo sobre bastidor, sobresale como ejemplo.

La sugerencia que Maté nos transmite en su exposición, es interesante. ¿Por qué, no hemos quebrado aún esa línea de “las cosas son, como deben ser”? ¿Por qué una obra con unos esquemas inversos, como ese “bastidor sobre lienzo en vez del lienzo sobre el bastidorestá visto de una manera extraña, como si su esencia ya no fuese la misma?

Si extrapolásemos esto al plano político-filosófico, dentro de un contexto artístico, daríamos con diversas interpretaciones. Sin embargo, todas confluyen en un mismo punto: romper con la norma.

El ideólogo Michel Foucault, dijo una vez: “Lo normal se establece como principio de coerción en la enseñanza y el establecimiento de una educación estandarizada […] escuelas normales; se establece en el esfuerzo por organizar un cuerpo médico y un encuadramiento hospitalario […]”

Lo cierto es que, este “romper”, tiene sus ventajas y sus desventajas. Por una parte, la iniciativa de querer innovar, suscita el cambio y nos abre nuevos caminos, como el de la experimentación. Pero, ¿Hasta qué punto? ¿Y si lo extrapolásemos a un nivel más general? ¿Se acercaría esto a una concepción anarquista”? Ya hubo un arte anarquista una vez. “La Cara Oculta” no se diferencia mucho del mismo. Según el artista francés Paul Signac, “El pintor anarquista no es aquel que pinta cuadros con motivos anarquistas, sino el que sin ánimo de lucro, […]lucha con todo su individualismo y todo su esfuerzo personal contra […] los convencionalismos oficiales" Quizás no se trate de anarquismo en cuanto a sus principios, pero sí en su actitud. Una actitud que pretende romper con todos los esquemas anteriores.

Pero tal vez haya que definir el concepto “convencionalismo”. ¿De qué convencionalismo estamos hablando?, ¿Existe tan sólo uno?

Diferenciemos entre dos clases de convencionalismos: los periódicos, y los constitucionales. Los periódicos, son aquellos que durante un período de tiempo se desarrollan, y luego proceden a su fin. Los constitucionales, se establecen como principios generales. Estos principios, sin estar escritos, han sido convenidos entre los artistas durante generaciones como una base esencial desde la cual partir. Es como si fuese “aquella ortografía que nos permite escribir”. Con dicha ortografía, uno puede escribir todo y como lo desee. El bastidor por tanto, debería estar detrás del lienzo, y no al revés. No es una visión conservadora del arte, sino una defensa ante dichos principios. Es esencial, como “La clave, que cierra al arco”.

Pero: ¿Y si lo que Maté está planteando, es más bien una concepción nietzscheana del arte? Me explico: No tenemos sólo que “romper con esa norma”, y con esos “valores”, sino que también debemos superarlos. Esta comparación, se resolvería entonces, con el mismo principio nietzscheano, pero esta vez desde un punto de vista artístico: Alcanzar el “superartista”. Que el artista potencie sus virtudes al máximo, que se haga digno de su propio arte. Y esto, no es un discurso anarquista. Esto, es un testimonio de superación.

En conclusión, sea una tendencia u otra hacia la que Maté tienda, la iniciativa que propone, indudablemente busca el cambio. Podríamos decir, que es un camino difícil por recorrer, en donde uno se encuentra con muchos enemigos y no pocos obstáculos. Todo depende del límite que le pongamos al objetivo. Todo depende, de cómo lo extrapolemos.

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