La exposición del madrileño
Mateo Maté en la galería Nieves Fernández sigue el hilo argumental
de su obra más reciente, haciendo de materiales cotidianos y con una
significación ya resuelta y fija una presentación diferente,
vislumbrando así su cara oculta ; ofreciéndonos unainterpretación
hasta ahora ignorada.
Esto lo podemos ver en su
exposición “Camuflaje” donde observamos un beligerante símil
entre los objetos más cotidianos y la guerra . Significando así su
rebelión frente a la escuela estética madrileña y mostrándonos
como el nacionalismo se infiltra en nuestros hogares y en nuestras
vidas manifestándose en los útiles más comunes como en su muestra
del 2005 “Nacionalismo doméstico” o en “Thanksgiving Turkey”.
En su exposición “La cara
oculta” nos muestra elementos comunes como son los batidores de los
cuadros de manera laberíntica; dando a entender el carácter
complejo de la mente de un artista pero que a su vez se basa en
principios simples y básicos. El alto simbolismo del laberinto nos
invita a reflexionar sobre el sentido lúdico de la pintura y su
abstracción : la mayoría de las veces las galerías, museos y
colecciones suponen el laberinto de una sociedad que ignora el arte
pero también el de un gran segmento de población que lo usa como
método de relajación y evasión de los problemas que nos invaden .
Al igual que en otras ocasiones el artista ha utilizado su técnica
de “site specific proyect”, es decir el contexto expositivo de la
obra y el lugar donde es mostrada son determinantes a la hora de
definirla.
En la segunda parte de la
exposición podemos reflexionar con una escultura también realizada
con bastidores de madera, se nos muestra así la base del artista, su
elemoando, pasando por Velázquez, Degas o Rembrant; el bastidor ha
sido el punto de apoyo de sus obras independientement de su estlo
pictórico o su calidad . En esta obra en concreto lo vemos
totalmente diferente; como un laberinto mostrándonos de nuevo la
intruncada complejidad de la mente creativa, totalmente atemporal e
independiente de manera que lo más simple resulta el denominador
común de todo el arte a lo largo de la Historia.
Este elemento común y
aglutinante dentro de un conjunto multitudinario lo observamos en su
obra “Viajo para conocer mi geografía” donde los elementos
aparentemente desordenados cobran orden en el momento que el
espectador lo construye; desde su propia perspectiva para darle
sentido por si mismo a la obra, que ya de por si configura un
elemento por si mismo porque como toda obra de arte no es más que un
conjunto de elementos cohesionados por el artista, dándole así su
importancia y carácter creador. Así el elemento aglutinador de
estas obras serían el arte en sí, por si mismo, en su máxima
expresión de creatividad, dando al público la oportunidad de su
reinterpretación única desde el punto de vista particular.
De esta forma Mateo Maté
transforma objetos ordinarios y cotidianos en iconos y símbolos
modernos, asociándolos con conceptos e ideas poco corrientes. Esto
hace partícipe al espectador, que con su mirada y con su contexto
revitaliza y reinterpreta la obra, haciéndola única y especial.
Colaborando de esta manera en el proceso creativo. Se crea una
miscelánea, una obra conjunta de dos creadores únicos. Porque, ¿qué
representa mejor la ambigüedad que un laberinto? En un laberinto se
puede entrar para perderse o encontrarse, para explorar o esconderse,
para liberarse o encerrarse. Al igual que pasa con la experiencia
artísica, es ambigua de por si, dejando a la interpretación
personal gran parte de la carga connotativa de la obra.
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