lunes, 29 de septiembre de 2014



VIVENDO ENTRE LA BASURA

Daniel Canogar: Small Data
Galería Max Estrella: 11/09/2014-31/10/2014

Small Data, significa contextualmente “vida corta”, haciendo referencia a la poca durabilidad de los dispositivos electrónicos. Daniel Canogar nos plantea la cuestión del “comprar y tirar” como principio de identidad económica, mostrándonos esos objetos obsoletos que no son más que basura. Hablaremos del origen de todo esto, y propondremos unas medidas al respecto.

Estados Unidos. Años 20. La bonanza económica del país hará que el consumo aumente, y con ello, las ideas del ocio y la modernidad. El panorama es tan plausible, que algunos cárteles (asociaciones de empresas con un mismo objetivo mercantil), que para aumentar las ventas, comenzarán a fabricar productos de menos durabilidad.

Con el “Crack de la Bolsa” en 1932, la crisis americana obligará a tomar nuevas medidas. El economista Bernard London sugerirá la obsolescencia programada como sistema estándar para todas las empresas. Desde entonces, se ha ido adoptando este sistema económico en muchos países, y ha dado lugar a una sociedad de consumo en su pleno desarrollo.

Hemos nacido en una mentalidad de “comprar y tirar”, que por una parte, nos motiva al pensar que “lo próximo será aún mejor”, pero por otra parte, nos decepciona cuando concluimos que no deberíamos seguir este ritmo despilfarrador. El Ipod, fue la “cantada” más grande de la obsolescencia en la historia contemporánea. Su batería, tenía una duración de 18 meses. Un día, un grupo de hermanos, los Neistat Brothers, se quejaron hasta el punto de que la cuestión llegó a los tribunales de justicia en Estados Unidos.

A lo mejor no estamos teniendo en cuenta este despilfarro. Según varias investigaciones, se acumulan a modo de vertedero todos esos desechos en suelos de países subdesarrollados. El medio ambiente está sufriendo estas terribles consecuencias, y las personas que lo rodean también se ven afectadas. Además, este sistema de obsolescencia programada está acabando con una fuente de recursos limitada de la que, cada vez, disponemos menos.

Uno de estos países, por ejemplo, sería Ghana, el cual desde hace años sufre este envío masivo de objetos electrónicos obsoletos, tales como ordenadores, consolas o móviles. Lo peor de todo esto, es que les hacen creer que van allí porque son productos de segunda mano, y que por tanto, aún pueden ser usados. Sin embargo, más del 80 % de esos productos, son puramente basura.

En Ghana, Mike Anane, es otra de las personas, que están luchando contra de esta obsolescencia programada. Hay otra concepción del utensilio, el cual se conserva, hay un gran aprecio hacia las cosas. Las arreglan, e intentan re-venderlas. “La posteridad no nos perdonará nunca”, dice Mike Anane. La culpa de esto no lo tiene el consumidor, sino el sistema de la obsolescencia programada.

Pero no sólo se quejan los de los países desarrollados. Los países europeos, por ejemplo, tienen el problema mucho más cerca de lo que se creen. ¿Quién nos dice que no acabaremos viviendo entre la basura, como esas regiones de África? En España, por ejemplo, asociaciones como la S.O.P., que dirige Benito Muros, luchan también en contra de esa obsolescencia programada, y lo enfoca como el problema general que ha devenido en esta crisis actual.

En conclusión, debería plantearse un sistema económico que por una parte, garantizase su efectividad, sin tener que recurrir a la producción de objetos con una vida corta y por tanto, que se tuviera más valor a los objetos y se conservaran más, de manera que no provoque consecuencias indeseadas, (como la del apilamiento de basura masiva por todos lados), respetando así nuestra naturaleza. Al igual que otros, debemos unirnos y luchar contra este sistema que nos está autodestruyendo.

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