VIVENDO ENTRE
LA BASURA
Daniel Canogar: Small
Data
Galería Max Estrella: 11/09/2014-31/10/2014
Small Data, significa contextualmente “vida corta”, haciendo
referencia a la poca durabilidad de los dispositivos electrónicos. Daniel Canogar
nos plantea la cuestión del “comprar y tirar” como principio de identidad económica,
mostrándonos esos objetos obsoletos que no son más que basura. Hablaremos del
origen de todo esto, y propondremos unas medidas al respecto.
Estados Unidos. Años 20. La bonanza económica del país hará
que el consumo aumente, y con ello, las ideas del ocio y la modernidad. El
panorama es tan plausible, que algunos cárteles (asociaciones de empresas con
un mismo objetivo mercantil), que para aumentar las ventas, comenzarán a
fabricar productos de menos durabilidad.
Con el “Crack de la Bolsa” en 1932, la crisis americana
obligará a tomar nuevas medidas. El economista Bernard London sugerirá la
obsolescencia programada como sistema estándar para todas las empresas. Desde entonces, se ha ido adoptando este sistema
económico en muchos países, y ha dado lugar a una sociedad de consumo en su
pleno desarrollo.
Hemos nacido en una mentalidad de “comprar y tirar”, que
por una parte, nos motiva al pensar que “lo próximo será aún mejor”, pero por
otra parte, nos decepciona cuando concluimos que no deberíamos seguir este
ritmo despilfarrador. El Ipod, fue la
“cantada” más grande de la obsolescencia en la historia contemporánea. Su
batería, tenía una duración de 18 meses. Un día, un grupo de hermanos, los Neistat Brothers, se quejaron hasta el
punto de que la cuestión llegó a los tribunales de justicia en Estados Unidos.
A lo mejor no estamos teniendo en cuenta este despilfarro.
Según varias investigaciones, se acumulan a modo de vertedero todos esos
desechos en suelos de países subdesarrollados. El medio ambiente está sufriendo
estas terribles consecuencias, y las personas que lo rodean también se ven
afectadas. Además, este sistema de obsolescencia programada está acabando con
una fuente de recursos limitada de la que, cada vez, disponemos menos.
Uno de estos países, por ejemplo, sería Ghana, el cual desde
hace años sufre este envío masivo de objetos electrónicos obsoletos, tales como
ordenadores, consolas o móviles. Lo peor de todo esto, es que les hacen creer
que van allí porque son productos de segunda mano, y que por tanto, aún pueden
ser usados. Sin embargo, más del 80 % de esos productos, son puramente basura.
En Ghana, Mike Anane, es otra de las personas, que están
luchando contra de esta obsolescencia programada. Hay otra concepción del
utensilio, el cual se conserva, hay un gran aprecio hacia las cosas. Las arreglan,
e intentan re-venderlas. “La posteridad no nos perdonará nunca”, dice Mike
Anane. La culpa de esto no lo tiene el consumidor, sino el sistema de la
obsolescencia programada.
Pero no sólo se quejan los de los países desarrollados.
Los países europeos, por ejemplo, tienen el problema mucho más cerca de lo que
se creen. ¿Quién nos dice que no acabaremos viviendo entre la basura, como esas
regiones de África? En España, por ejemplo, asociaciones como la S.O.P., que
dirige Benito Muros, luchan también en contra de esa obsolescencia programada,
y lo enfoca como el problema general que ha devenido en esta crisis actual.
En conclusión, debería plantearse un sistema económico que
por una parte, garantizase su efectividad, sin tener que recurrir a la
producción de objetos con una vida corta y por tanto, que se tuviera más valor
a los objetos y se conservaran más, de manera que no provoque consecuencias
indeseadas, (como la del apilamiento de basura masiva por todos lados),
respetando así nuestra naturaleza. Al igual que otros, debemos unirnos y luchar contra este sistema que nos está autodestruyendo.
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