lunes, 22 de septiembre de 2014

EL LABERINTO DEL CANON.

Esther Martínez Yepes.

Mateo Maté trabaja con una idea que viene desde tiempo atrás en la historia del arte, que es la idea de romper con los cánones ya establecidos. Como ya decía Picasso en 1913: “Se puede pintar con lo que se quiera, con pipas, con sellos de correos, con postales, con naipes, con candelabros, con trozos de hule, con cuellos postizos, con papel pintado, con periódicos”, pero Mateo lo lleva al extremo de utilizar los mismos instrumentos que se requieren para la pintura, como el lienzo, solo que cambiándoles la ocupación, es decir, juega con los materiales que posee para la elaboración de sus obras pero dotándoles de otras funciones, como en su exposición de “La cara oculta” donde realiza sus obras con los bastidores de los lienzos únicamente, desafiando el concepto de lo que correspondería a cuadro o de la pintura.

Otros artistas anteriores ya habían planteado diferentes formas de romper el canon como es el caso de Eva Hesse, que trabaja con la construcción de espacios formados por hilos, como si nos metiéramos dentro de un cuadro abstracto. Esto recuerda a la obra de Mateo puesto que parece que te introduces en sus cuadros cuando estas en la sala.

También artistas como Lucio Fontana que rajan en lienzo para que deje de ser un espacio impenetrable y sin fondo. El lienzo era una superficie tensa que estaba obligada a retener la pintura y que el espacio real siempre estaba detrás. O Angela de la cruz que pinta un cuadro y después lo retuerce. Se deshacerse de los lienzos y de los pinceles, utilizar telas, fieltro... Estos artistas juegan con las funciones que deben cumplir los materiales para realizar arte, al igual que Maté.
Los cuadros se complementan y se completan con la sala, dialogan entre ellos, cambiarían el significado si una de las dos partes desapareciera. En su exposición lo importante es la visión del conjunto de las obras, ya que la forma en la que son presentadas tiene un efecto envolvente para el espectador y no por la contemplación de los cuadros, ya que no atraen visualmente por su austeridad y simplicidad, sino porque te encuentras rodeado del propio sistema de laberintos que esta formado en la estancia. Involucra al observador en las obras, obligándole a caminar por las sendas que él establece a través de su laberinto, también a ver sus obras desde el punto de vista que él ha decidido, pero, por otra parte, incitándole a desafiar las normas del recorrido que ha formado, puesto que podrían ser fácilmente esquivadas.

Esta obra es un símil con la historia del arte y su papel como artista. Su formación como artista comenzó como pintor, pero para ello debía seguir el canon que ya estaba establecido, desde las técnicas de la pintura hasta el tamaño que tenían que tener los lienzos donde trabajaba. En un principio decidió seguir el laberinto que le habían enseñado hasta que Mateo se dio cuenta de que existían otras posibilidades. Por ello se separó de la idea canonizada del arte. Cuestiona el soporte de la pintura, busca otras perspectivas. La importancia de su obra no reside en darle la vuelta a un lienzo y mostrar su cara oculta, sino en el significado que conlleva hacerlo que es romper con el canon, con lo establecido. En su obra él recrea un laberinto por donde el visitante ha de pasar, prefija el camino que se debe seguir, pero sin embargo nos muestra con ironía que él ya ha roto con esos caminos que le impusieron una vez en la creación de su arte.



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