EL
LABERINTO DEL CANON.
Esther
Martínez Yepes.
Mateo
Maté
trabaja con una idea que viene desde tiempo
atrás en la historia del arte, que es la idea de romper con los
cánones
ya establecidos. Como ya decía
Picasso en
1913:
“Se
puede pintar con lo que se quiera, con pipas, con sellos de correos,
con postales, con naipes, con candelabros, con trozos de hule, con
cuellos postizos, con papel pintado, con periódicos”, pero
Mateo
lo lleva al extremo de utilizar los mismos instrumentos que se
requieren para la pintura, como
el lienzo,
solo
que
cambiándoles
la ocupación,
es decir, juega con los materiales que posee para la elaboración
de sus obras pero dotándoles
de otras funciones, como
en su
exposición de “La cara oculta” donde realiza sus obras con los
bastidores de los lienzos únicamente, desafiando
el concepto de lo que correspondería a cuadro o de la pintura.
Otros
artistas anteriores ya habían planteado diferentes formas de romper
el canon como es el caso de Eva Hesse, que trabaja con la
construcción de espacios formados por hilos, como si nos metiéramos
dentro de un cuadro abstracto. Esto recuerda a la obra de Mateo
puesto que parece que te introduces en sus cuadros cuando estas en la
sala.
También
artistas como Lucio Fontana que rajan en lienzo para que deje de ser
un espacio impenetrable
y sin fondo. El
lienzo era una superficie
tensa que estaba obligada a retener la pintura y
que
el
espacio real siempre estaba detrás. O
Angela de la cruz que
pinta
un cuadro y después
lo retuerce.
Se
deshacerse
de los lienzos y de los pinceles, utilizar telas, fieltro...
Estos artistas juegan con las funciones que deben cumplir los
materiales para realizar arte, al igual que Maté.
Los
cuadros se complementan y
se completan
con la sala,
dialogan entre ellos, cambiarían
el significado
si una
de
las
dos partes
desapareciera. En
su exposición lo importante es la visión del conjunto de las obras,
ya que la forma en la que son presentadas tiene un efecto envolvente
para el espectador y no
por
la contemplación
de los cuadros,
ya
que no atraen visualmente por su austeridad y simplicidad,
sino porque te encuentras rodeado del propio sistema de laberintos
que esta formado en la estancia. Involucra
al observador en las obras, obligándole a caminar por las sendas que
él establece a través de su laberinto, también a ver sus obras
desde el punto de vista que él ha decidido, pero, por otra parte,
incitándole a desafiar las normas del recorrido que ha formado,
puesto que podrían ser fácilmente esquivadas.
Esta
obra
es un símil
con la historia del arte y
su papel como artista.
Su formación como artista comenzó como pintor, pero para ello debía
seguir el canon que ya estaba establecido, desde las técnicas de la
pintura hasta el tamaño que tenían que tener los lienzos donde
trabajaba. En un principio decidió seguir el laberinto que le habían
enseñado hasta que Mateo se dio cuenta de que existían otras
posibilidades. Por ello se separó de la idea canonizada del arte.
Cuestiona el soporte de la pintura, busca
otras perspectivas. La
importancia de su obra no reside en darle
la vuelta a un lienzo y
mostrar su cara oculta,
sino en el significado que conlleva hacerlo que
es romper con el canon, con lo establecido. En
su obra él recrea un
laberinto por donde el
visitante ha
de pasar, prefija el camino que se
debe seguir, pero sin
embargo nos muestra con ironía
que él
ya
ha roto con esos caminos
que le impusieron una vez en
la creación de su arte.
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