lunes, 29 de septiembre de 2014

“Marionetas del siglo XXI”
(Lydia Esteban Zaloña)
A lo largo de los siglos, el ser humano ha ido renovando aquello que le era inservible o anticuado, por artilugios cada vez más complejos y minuciosamente diseñados para sobrellevar el día a día, o eso al menos eso es lo que nos han contado. Sin embargo, ¿por qué es más importante conservar un antiguo manuscrito de un escriba babilonio, cuyo nombre no me atrevo a pronunciar a un teléfono móvil similar a un ladrillo? Daniel Canogar, va un paso mas allá en su exposición “Small data”.
La brillantez de la exposición de Daniel Canogar radica en que el artista es capaz de crear un tipo de arte muy especial con los restos de un ordenador que fácilmente podría haber pertenecido a Isabel II, o con el mando de la televisión que podemos encontrar entre los cojines del sofá. Es decir, mediante objetos cotidianos combinados con la video proyección, consigue “devolverlos a la vida”. La primera idea que me viene a la cabeza es la similitud entre esta idea del artista y una de las culturas más complejas e interesantes que han existido. La cultura egipcia. ¿Por qué? Porque los egipcios creían en la vida después en la muerte es decir, su alma y personalidad es lo que atravesaba lo corpóreo y llegaba al más allá. En la exposición de Daniel Canogar, podemos ver restos de lo que podría ser un ordenador caído desde un cuarto piso, o las entrañas de un reproductor multimedia, esto, representaría lo corpóreo para los egipcios, mientras que la idea del autor, de innovar, y devolver estos aparatos a la vida, representaría el alma, que es al fin y al cabo lo que el autor quiere que perdure, la intención, significado y lo que su obra representa.
En segundo lugar, la experiencia que le aporta su máster en Arte con especialización en fotografía, hace que la combinación de la tecnología y la escultura sea mucho mas cercana para el público. Es decir, en pleno siglo XXI, la tecnología se encuentra en todas partes, es invisible al ojo humano, pero está ahí y cada vez cobra mayor importancia. La diferencia de una buena obra de arte como puede ser la de Daniel Canogar con otras, es que este artista nos muestra y presenta, lo que a simple vista el ojo humano es incapaz de ver, como por ejemplo la conexión entre varios mandos, o la imitación de la vibración de un móvil mediate la video proyección.
Por otro lado, otra de las ideas que nos transmite la exposición del autor, es la dependencia que hoy en día genera la tecnología y la presión que ejerce sobre todos nosotros, es decir, al fin y al cabo somos como marionetas de algo que nosotros mismos hemos creado. Esto puede verse en la obra, en la que, de un puñado de metales y plásticos de lo que podría ser  un disco duro, salen de él, proyectadas, muchas personas. Se trata de un símil o comparación, llevado a a una escultura, es decir, el montón de los restos de este disco duro, puede asemejarse a nuestro mundo, a nuestro planeta cuando en un futuro sea la tecnología la que nos domine a nosotros y no nosotros a ella. Esta reflexión puede parecer una estupidez para algunos, o una utopía para otros, pero como dijo Michel Eyquem de Montaigne “nadie está libre de decir estupideces, lo malo es decirlas con énfasis”.

En resumen, la tecnología cobra cada vez un papel más importante en esta sociedad, y por tanto es importante su conocimiento para poder entender e incluso llegar a crear obras de arte como las de Daniel Canogar, ya que renovarse y modernizarse es una señal de progreso y conocimiento, puesto que la tecnología ofrece un amplio abanico de posibilidades creativas en el mundo del arte.

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