lunes, 29 de septiembre de 2014

Calambres cerebrales!



Calambres Cerebrales
Formateado por Daniel Canogar y su “Small Data”

María Blanco Alejandre

10011100011010011100011001100…y estamos entrando en Matrix… ¡Oh, no! Que torpe, quería decir en la galería Max Estrella, donde está dispuesta la electrocutante exposición “Small Data” no apta para fotosensibles pero recomendada para hackers.

Pongámonos primero en concepto. Basta con mirar a nuestro alrededor para descubrir como en esta era tecnológica del mañana, todo parece apuntar a que se ha producido una inversión de la realidad. Lo que yo quiero con esto decir es, que en vez de ser nosotros, cuerpos calientes y pensantes los que manejemos a los elementos eléctricos, parecen ser ellos quienes nos corrompen y corroen. Desde los niños pequeños que prefieren tablets a bicicletas para su comunión, al control mental y el vicio que ejercen las redes sociales y el móvil hoy en día en, no solo pero sí sobretodo, adolescentes. Espeluznante.

Daniel Canogar parece estar concienciado, enterado y puede que hasta aterrorizado de esta cableada realidad con la que juega y trabaja. Partimos de una base principal: la mezcla de componentes sin vida con la proyección a color y porque no resaltarlo, un tanto epiléptica de digamos sus almas. Es curiosa la recopilación de aparatos que se nota ha escogido particularmente el artista. De bases de microchips, carcasas de móviles, teléfonos anticuados, controles de consolas a una calculadora, un mando de televisor, un teclado o un simple amasijo de chatarra rota. Fríos cadáveres.

Estas piezas sin más, pueden no decirnos mucho, pero nuestro dinámico y nigromante Dr. Jekyll las ha vuelto a resucitar mediante divertidas, originales y sobretodo interactivas proyecciones desde lo alto. Podemos apreciar un escáner, una multitud reptante, números y ecuaciones o un conocido videojuego. 

Pero… ¿qué pasa con nuestros zombies? Su motivo de existir es para que nos demos cuenta de la rapidez con la que se desamortizan, deterioran y desprecian las tecnologías hoy en día. Puede deberse a su rápido avance y evolución, dado que desgraciadamente el género humano tiende a preferir “carne fresca”, es decir, el último modelo de un videojuego o un IPhone, aunque yo sinceramente me inclino más a una manzana Blancasnieves, porque ya no tengo nada claro quiénes son los verdaderos zombies.

-“BrrrBrrrr…Oh! Siento interrumpir, pero mi amigo el descerebrado de Frankenstein, adicto al Minecraft, acaba de mandarme un mensaje privado a mi exclusiva y famosa cuenta Z de Twitter, donde parece ha descubierto como el ingenioso Canogar escogió el nombre “Small Data”. Se trata de un juego de palabras (como todo en esta vida) con el denominado termino big data que hace referencia a la gran red de sistemas de los gobiernos que manipulan y almacenan incalculables datos sobre nuestros hábitos y vida privada. ¿¡Acaso no tienes tapada la webcam de tu portátil!?”-

Como un cortocircuito expansivo es gracioso descubrir como este nada tecnófobo hombre define sus iluminadas y radiactivas piezas como “naturalezas muertas contemporáneas”. Diría que bromea, dado que por el momento, ni las wii´s ni las playstation´s brotan de ninguna clase de árbol genéticamente degenerado, pero todo se andará. Ya puedo incluso imaginar a un televisor posando para un desnudo en una clase de pintura muy chik a un solo click del futuro.

Calambres cerebrales son los que sufro yo al ver como la maldita humanidad siente ansiedad, angustia por capturar otra realidad que les tiene prisioneros en una cárcel de LEDs, puestos de LSD parece que están los límites de esta futurista prisión ilimitada.
Ojalá un virus generase un apagón, sería un orgasmo no fingido poder volver a ver la realidad sin ningún filtro…me corro solo de pensarlo.
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